Los colores son los mismos en los rostros y en las pancartas. Brilla el rojo y el azul sobre  la palidez del blanco incandescente. Entre las multiformes siglas grita un ¡YA!!!!! Pero nadie lo escucha. Quizás sea porque las letras se pronuncian en una lengua extraña acostumbrada a obedecer y no a exigir; que anuncia que somos otros. Quizás sea por eso  que nadie entiende que el ¡YA!!!!! es el último recurso del desesperado. Se pierde la fe en una reforma que no llega y cada vez salen menos. Cada vez hay menos camisas blancas para levantar rótulos en defensa de la Dignidad y Respeto. Quizás han entendido que respeto en una pancarta destinada a la basura no sirve de mucho.